miércoles, 10 de octubre de 2012

Dejar de soñar

De un modo implícito se nos está negando el derecho a soñar. No es algo que venga recogido en la Constitución, ni es un decreto de última hora que el gobierno haya sacado un viernes por la tarde. Es una idea hipodérmica que, poco a poco, comienza a calar en nuestra sociedad. Y como todo pensamiento derrotista, puede ser muy peligroso.
Las últimas manifestaciones en Madrid sólo demuestran que a los "grandes mandatarios" de nuestro país sólo les preocupa que estemos calladitos, cabizbajos y que nos conformemos. Nos acusan de ser los responsables de una crisis inventada que ya economistas del momento, preveían. La Europa de dos velocidades no es un término acuñado este año. Ni siquiera este siglo. Y aquéllos que tanto interés tenían en instaurar el euro como moneda única, lo sabían. Ahora sólo estamos recogiendo los frutos de unas semillas capitalistas que cuatro descerebrados egoístas tuvieron la idea de sembrar.
¿Qué quiero decir con todo esto? Que resulta más cómodo, fácil y seguro quedarse en casa sin decir palabra. Resulta menos peligroso, incluso, que te avergüences de tus ideas políticas y no las compartas, ni siquiera, con tus allegados. Resulta menos nocivo apretarte el cinturón y pensar que "quizás hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades". Y lo más sensato y coherente es abandonar tu país y marchar al "nuevo mundo" ¿?

Se nos está obligando a pensar en que si no nos quejamos, no saldremos heridos. Y por ende, la idea que pretenden que sea generalizada es la de "no formar alboroto". Conductismo puro y duro, sólo que en este caso, las buenas acciones que hagas se verán recompensadas por más paro, menos sanidad pública, menos ayudas sociales y más analfabetismo.

Mi generación se ve abocada a autoprohibirse soñar. No se puede pensar en un mañana. No se pueden hacer planes de futuro. No se pueden realizar todas aquellas promesas que este sistema nos hizo. No se puede, no se puede y no se puede. Y la falta de realización, de autodeterminación personal puede ser tan grande, que al final te ves a ti mismo en casa, sentado en el sofá y contemplando cómo otros son apaleados en la capital del país defendiendo una causa justa.

No creo que nos estemos enfrentando al fin de las ideologías. Corrientes de pensamiento existen. El problema es la pereza social y la autoconvicción de que la esperanza ha muerto.

Si permitimos que más allá de nuestras ilusiones, de nuestros sueños más profundos, esta gentuza gane...ya estaremos perdidos para siempre.

No se puede dejar de idear el mañana. No se puede luchar desde un butacón.

No se puede dejar morir a los sueños.

viernes, 25 de mayo de 2012

Sentirse afortunado


No reconozco el país en el que vivo. O tal vez, sí. Porque la ineficacia y la ineptitud son dos cualidades que, me temo, durante mucho tiempo, acompañaron a nuestros "líderes" políticos. Y yo me pregunto: ¿de qué son líderes esta gente? ¿De tomar decisiones absurdas que no resuelven ni siquiera la punta del iceberg del problema? ¿Son líderes de la decandencia absoluta de la democracia? La palabra líder, en si misma, no tiene por qué tener muchas connotaciones positivas. A la vista está. Como tampoco es positivo el rumbo que estamos tomando.
A nivel personal, llevo demasiado tiempo autoconvenciéndome de que la esperanza es lo último que se pierde. De que ahora toca aguantar y ser flexibles. Y sí es cierto que la adaptabilidad es una virtud que ahora más que nunca, tenemos que perfeccionar. Pero ya está bien.
Ya está bien de sentirme falsamente afortunada por estar explotada laboralmente. Ya está bien de mantener esa venda en los ojos. No os engañéis. La explotación laboral sigue siendo una injusticia. No me siento satisfecha por seguir siendo una mantenida de mis padres. No se me educó para ello. Y genéticamente, sé que no estoy preparada para ello. Valerse por uno mismo es primordial, pero sin una oportunidad en la vida es durísimo, imposible, poder demostrarlo.
Anoche, en ese intento por negarme a mirar hacia otro lado y así "evadirme", vi un reportaje sobre la terrible situación que muchos inmigrantes españoles están viviendo en Noruega. Sin trabajo, con bocas que alimentar y deudas por pagar, familias o padres de familias se vieron abocados a abandonar sus hogares y malvivir en tierras extrañas. Esto no es nuevo. La inmigración ha estado ahí siempre. Pero lo que la propicia tiene nombre y apellidos. Es un sistema que está dando sus últimos extertores. Es una estafa a la que han llamado "crisis económica", "recesión" y que ha sido originada porque el español medio de a pie "ha vivido por encima de sus posibilidades". Qué gran frase para hacernos callar la boca y mirar al suelo avergonzados.
La deuda de las familias no supera ni la mitad de la de empresas, administraciones y bancos. Pero mientras éstos últimos han sido rescatados, de las personas no se preocupa nadie. Las familias emigran. Piden ayuda para sobrevivir. Para comer.
El resto, sigue viviendo acostumbrado a su tren de vida. Los hay que, todavía, pueden vivir por encima de sus posibilidades.

Y los demás, aquí seguimos. Sintiéndonos "afortunados" por vivir una situación injusta.

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sábado, 4 de febrero de 2012

I dreamed a dream...

En vista de que se están perdiendo las buenas costumbres como la honradez, la educación, la justicia y la ilusión por hacer bien las cosas; creo que a la larga el sentimiento que nos quedará será algo parecido a éste. Sé que no es tiempo de llorar y lamentarse, pero yo también soñé un sueño y la vida lo ha matado.


martes, 24 de enero de 2012

Ley SOPA BOBA

En vista de que, de seguir adelante la SOPA de los cojones, me bloquearán el blog; creo que será mejor que os enteréis de qué va la historia.

Qué estupendo que vayamos a volver a la Edad Media en donde se quemaban por brujas a las mujeres que sí sabían hacer la "o" con un canuto.